La legislación española ofrece a los trabajadores la posibilidad de resolver sus litigios prescindiendo de la representación de un abogado, así como también otras alternativas cuyo fin es garantizar el acceso a una justicia gratuita. Pero ello suele resultar al final más costoso que haber contado desde el con la experiencia de abogados laboralistas en valencia.
Representarse a sí mismo representa una gran ventaja porque es más económico y trámites como la papeleta de conciliación se ofrecen de forma sencilla a través de formatos que pueden descargarse desde internet.
Pero los litigios laborales no consisten simplemente en redactar escritos. Como en toda contienda judicial, requieren de conocimiento de la ley aplicable en el caso concreto, de la jurisprudencia y de igual forma, de la experiencia que aporta la práctica del derecho para ingeniárselas en la tarea de hacer prevalecer la verdad y la justicia; y esto es algo que ni los sindicatos manejan.
Ventajas de contar con representación profesional
Cuando optamos por asumir nuestra propia defensa en casos de despidos o accidentes laborales, nos encontramos en una franca desventaja frente a una empresa que aprovechará dicha debilidad para armarse con el mejor abogado que pueda y conseguir la victoria.
En ese sentido, el alto riesgo de perder el caso, representa también una pérdida de dinero mucho mayor a la que implica contratar a un abogado, lo cual tampoco debe verse como un gasto, sino como una inversión.
Por otra parte, a fin de garantizar la asistencia gratuita, la ley también permite optar por un abogado de oficio, cuya elección no depende del trabajador sino de los turnos y asignación de los Colegios de Abogados. Así mismo cada Comunidad Autónoma tiene su propia regulación sobre la materia.
En cambio si contrata un abogado privado, puede elegir el de su preferencia, sin normativas diferentes al respecto según su situación, de tal forma que los abogados accidentes laborales Barcelona, los de Valencia o Madrid están a su disposición sin mayores requerimientos legales.
Por otra parte, el abogado de oficio no representa una justicia tan gratuita como se piensa.
Al resultar ganador de la demanda (que es lo que todos esperan) bien sea por cuestiones de despidos, indemnizaciones, ajustes salariales, entre otros, el abogado de oficio solicitará sus honorarios correspondientes los cuales pueden representar hasta un 30% de la cantidad obtenida. En ocasiones, dicha cantidad resulta mayor de lo que cobraría un abogado laboralista.
De lo anterior es necesario reflexionar si realmente vale la pena exponerse al riesgo de auto defenderse o al pago de grandes cantidades de dinero a un abogado de oficio, cuando bien pueden garantizarse los mejores resultados con una abogado laboralista especialista con amplia experiencia y a su total disposición.