Si alguna vez se ha preguntado de dónde viene la diferencia entre, por ejemplo, las botellas de plástico que traen bebidas, y las bolsas que recibes en supermercado, todo se debe al tipo de polímero usado, donde lo común es ver envases PET.
El PET son las siglas en inglés para el polietileno tereftalato, y suele ser usado en la industria de bebidas y textiles para envasar. La transparencia que presenta se debe a la facilidad de cristalización que tiene, haciendo que al enfriarse rápidamente no se obstruya la vista.
Sus características, increíblemente ventajosas en su mayoría, le han dado el hecho de ser uno de los plásticos más usados. Estas son:
- Alta resistencia al desgaste y corrosión.
- Buena resistencia química y térmica.
- Es reciclable.
- Impermeabilidad.
- Ligero.
- Es transparente, pero puede admitir algunos colorantes.
- No es biodegradable.
- No es tóxico, por lo que puede estar en contacto con alimentos.
Estas cosas han hecho que sean usadas principalmente en la producción de botellas, bandejas, flejes y láminas. Por tanto, ya que la industria alimenticia es una de las más prominentes, día a día vemos este material.
Sin embargo, a pesar de su auge y versatilidad, el hecho de ser resistente a la biodegradación le vuelve un elemento contaminante para la naturaleza, por lo cual es obligatorio realizar la recolección de ellos para pasarle por un proceso químico.
Hay varios, pero el objetivo de todos ellos es degradar al material a componentes que puedan ser utilizables, usando esto como materia prima en la fabricación de nuevos compuestos.
Esto resulta un gran ahorro, no solamente por evitar tener que conseguir nuevamente los materiales que hacen el PEP, pero evitando también la aglomeración de este en lugares como basureros, rellenos sanitarios, océanos, y demás.
No se puede si no concluir, entonces, que el que sea utilizado tan frecuentemente no cambiará en un futuro cercano, y no es necesario, gracias a la versatilidad y usos que ofrece. Lo que si es necesario, en tal caso, es encargarse de su correcta deposición, evitando la contaminación y permitiendo ahorro en gastos energéticos.
Así que, la próxima vez que compre un refresco, sea consciente y recuerde dejar el envase en los lugares señalados para su recepción.
